Un estudio mundial en el que participa el departamento de Fisiología de la Universidad de Granada advierte del impacto biológico negativo que tiene el cambio de horario en las personas. Este consenso científico apuesta por mantener el horario de invierno, al ser más equilibrado.
Esta investigación, de la que ha formado parte la Universidad de Granada (UGR), coincide con el cambio de hora de verano previsto en España para este fin de semana, de forma que en la madrugada del sábado 29 al domingo 30 de marzo, se adelanta el reloj una hora. Un cambio que perjudica la salud, según este estudio.
El trabajo argumenta que las variaciones de luz a lo largo de las estaciones son suaves para permitir la adaptación humana, suavidad que el cambio al horario de verano rompe.
Además, el horario de invierno evita el exceso de luz por la tarde/noche, considerado perjudicial para la salud al alterar el sistema cronobiótico de las personas.
El profesor emérito del Departamento de Fisiología de la UGR Darío Acuña ha participado, junto a científicos de diferentes especialidades, en el Comité de Transporte y Turismo, dependiente del Parlamento Europeo, en una reunión que analiza la utilidad de discontinuar el cambio estacional de hora en la Unión Europea.
“Los seres vivos, y me voy a referir ahora al ser humano, llevamos unos cuantos años en este planeta, y nos hemos adaptado perfectamente a esos ciclos a través de un exquisito mecanismo de relojería que está constituido por unas 20.000 neuronas localizadas en los núcleos supraquiasmáticos (NSQ) del hipotálamo”, señala el profesor Acuña, autor principal del estudio.
“Una zona del cerebro muy antigua filogenéticamente, que refleja un mecanismo puesto en marcha con la evolución para adaptarnos al ciclo anual de estaciones”, añade el investigador.
El reloj biológico central en los NSQ expresa de manera rítmica una serie de genes y proteínas llamadas “genes y proteínas reloj”, que siguen un ciclo de cerca de 25 horas en los animales diurnos como el ser humano, pero se sincronizan a 24 horas por el ciclo luz/oscuridad a través de unas neuronas de la retina, las células ganglionares intrínsecamente fotosensibles.
¿Cómo informa el reloj al resto del organismo?, se preguntan los investigadores del estudio. A través de la melatonina pineal, una glándula neuroendocrina que recibe información del reloj biológico para decirle cuándo producir melatonina.
Fuente: EFE